1.-curso de la regla
en formato epub y pdf Regla OFS, Materiales de estudio
para poner en el celular inteligente REGLA Y CONSTITUCIONES
2. Identidad de la OFS. del manual del asistente
3. Breve historia de la OFS. Del manual del asistente
4. Formación de ministr@s y responsables de formación: subsidio
5. Material básico de apoyo para los aspirantes folleto
6.- Folleto para la renovación de la Profesión: pdf, para imprimir
7.- Un librito para completar las Florecillas Los compañeros primitivos de san Francisco
8.- 31 vidas de santos seglares franciscanos Santidad franciscana seglar
9.- LOS CELADORES Y CELADORAS DE LA FRATERNIDAD:celadores y celadoras. su tarea en la fraternidad
10.- Un devocionario antiguo (adaptado un poco) pensando en las visitas a los enfermos y para que lo usen los que estén en condiciones de hacerlo. devocionario OFS
11. Audio en MP3 Francisco con el Evangelio en las manos
12. Audio en MP3 de la vida de san Francisco: Leyenda de los tres compañeros
13.- Ejercicios para pasar DEL EVANGELIO A LA VIDA: ZAQUEO
14.- Celebración 17 Septiembre, la impresión de las llagas
15.- Celebración del tránsito de san Francisco
16.- Meditaciones para tiempos litúrgicos. cuaresma
17.- Meditación-charla el servicio en la OFS
18.- Resumen de la encíclica Laudato sí para orientar y comenzar y alguna propuesta sugerencias generales
19. Materiales para trabajar la misericordia
20. Para trabajar la ECOLOGÍA, pero SOBRETODO,
PARA HACER UN PROYECTO PERSONAL DE VIDA. (numeral nueve de las Constituciones Generales OFS) FOLLETO
21. Retiro para reflexión antes de la elección capitular. EL CONSEJO Y SU MINISTRO/A audio mp3 Retiro(pdf)
22. Retiro cuaresmal en el monte Subasio, Corrupción, impunidad y conversión ecológica
23. Para la elaboración del PROYECTO PERSONAL, que nos solicita las CC.GG. 9,1 Documento introductorio
24. Para la elaboración de un proyecto de Fraternidad GUÍA DEL PROYECTO
25. Para que comencemos con el primer pilar del Proyecto Revisión personal
26. Para hacer el informe anual de forma que sirva al proyecto del año que viene: cuestionario de Consejo y Fraternidad
EL MEMORIAL[1]
-
Contiene normas precisas sobre la sencillez y
austeridad en la manera de vestir.
-
Prohíbe asistir a banquetes mundanos, a espectáculos a
bailes y organizar festejos y diversiones.
-
Limita el uso de las carnes a tres días a la semana
-
Impone el ayuno todos los viernes del año y desde la
fiesta de Todos los Santos a Pascua, también los miércoles, junto con la
cuaresma de san Martín, sobre los ayunos generales de la Iglesia.
-
Los clérigos deben rezar el oficio divino, los demás doce
padrenuestros por maitines, y siete por las otras horas. Durante la cuaresma
deben acudir a los maitines a la iglesia.
-
Comulgarán tres veces al año: Navidad, Resurrección y
Pentecostés.
-
Pagarán fielmente los diezmos.
-
No llevarán armas ni las tomarán contra nadie.
-
Se abstendrán de juramentos solemnes, excepto en los
casos que lo exija la paz, la fe, la calumnia o el testimonio y evitarán
también los juramentos privados.
-
Cada cual debe cuidar que su familia viva
cristianamente.
-
Una vez al mes deben oír misa en común todos los de una
misma población y, si es posible, un religioso les hará una plática; en esa
reunión cada cual entregará su cuota mensual, y el producto se distribuirá
entre los hermanos indigentes y enfermos y entre los pobres del lugar.
-
El ministro, debe visitar, por lo menos una vez a la
semana, por sí o por otro, a los hermanos que se hallen enfermos; todos están
obligados a asistir a los funerales de los hermanos difuntos y a aplicarles
ciertos sufragios.
-
Están obligados a hacer testamento dentro de los tres
meses que siguen a la profesión.
-
A fin de evitar discordias, los pleitos se resolverán
dentro de la fraternidad.
-
Los ministros de cada localidad han de denunciar al
visitador las faltas públicas de los hermanos, para proceder a su corrección o
expulsión, si fuera necesario.
-
Todos se confesarán una vez al mes con algún sacerdote.
Precauciones exigidas para la admisión de los candidatos:
-
Pago previo de las deudas y diezmos atrasados
-
Reconciliación con los prójimos
-
Inmunidad de toda sospecha de herejía
-
La mujer no puede ser recibida sin el consentimiento de
su marido.
-
Previo un año de prueba, el candidato, si es juzgado
idóneo, emite su profesión para toda la vida.
-
El incorregible debe ser expulsado de la fraternidad.
[1] Texto tomado de G.G. MEERSSEMAN, Seraphicae legislaciones textus
originales. Citado por Lázaro Iriarte en HISTORIA FRANCISCANA. Edit. Asis. Valencia.1979
[2] Propositum: Compromiso comunitario. El
Memoriale propositi
sería el machete de los primeros franciscanos seglares.
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DISCURSO DEL PAPA PABLO VI
A LA PEREGRINACIÓN
INTERNACIONAL
DE LOS TERCIARIOS FRANCISCANOS
Miércoles, 19 de mayo 1971
Estamos felices de saludar a la gran peregrinación
de terciarios franciscanos.
Les saludo con júbilo especial por su gran número,
lo que nos obligó a descender por segunda vez hoy a esta basílica, insuficiente
para contener la audiencia general de costumbre, con la llegada de tantos y tan
cualificados peregrinos, que, con su multitud y su presencia homogénea,
constituyen la apología de la realidad y
la vitalidad de esta rama de la antigua y floreciente rama de los Terciarios,
del gran árbol de la familia franciscana. Se merecen esta audiencia
extraordinaria de los suyos.
Les damos una cordial bienvenida queridos Terciarios,
porque sabemos que vienen en gran parte de Italia, como para demostrar que este
país, atravesado por muchas corrientes diferentes y que están sujetos a muchas
transformaciones modernas, no quieren olvidar las glorias del pasado entre los
humildes, con su exquisita tradición franciscana, todavía quieren atraer las
energías espirituales para el pueblo bueno y fiel de nuestros días.
Se extiende nuestro saludo, con no menos simpatía y
afecto a los terciarios de otras naciones, donde muchos fieles católicos,
deseosos de autenticidad evangélica, que encuentran en la espiritualidad franciscana,
alimento y guía para la imitación de Cristo.
Saludos para todos ustedes, queridos discípulos e
hijos del seguimiento incomparable de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros reservamos para ustedes nuestra complacencia, nuestro aliento y
nuestra bendición.
.
1. LA PRIMERA CONVICCIÓN
La primera es la confianza de que ustedes sepan ser
un ejemplo de la pobreza, predicada por Cristo, profesada por San Francisco,
elegida por ustedes, como una virtud especial de su pertenencia a la Orden Tercera.
La pobreza es un nombre polémico, incluso en las
páginas del Evangelio, en el sentido de que se les llama bienaventurados a los
pobres, y luego todos los oyentes del Evangelio son empujados a socorrer y liberar
de las angustias del sufrimiento de la pobreza.
Por lo tanto: ¿la pobreza es buena o mala?
Entonces, ¿quién puede olvidar la polémica que
incluso en la familia franciscana tiene dividida a hombres y opiniones acerca de la
interpretación de la pobreza y acerca del modo y del grado de cumplimiento?
En nuestros días podemos ver el mundo dividido de
nuevo en la pobreza, y su enemigo, la riqueza.
Parece que la corriente ideológica más grande, fuerte y social está a favor de la pobreza, o
más bien los pobres, los proletarios; los pobres, contra los terratenientes,
los ricos, los capitalistas, propiamente, todo el progreso moderno, toda la organización
de la sociedad moderna se enfrentan al aumento indefinido de la riqueza, la
transformación de las cosas en bienes útiles, a la conquista y la distribución
de los nuevos recursos económicos.
Economía y la sociología se han convertido en los
dos principales objetivos, casi obsesivos, de nuestra vida moderna.
¿Dónde colocar la pobreza, nuestra pobreza evangélica?
La lección sería larga y delicada, pero ustedes ya la conocen.
Ustedes saben que la pobreza evangélica significa,
en primer lugar, la colocación de nuestra concepción de la vida no en esta
tierra, no su riqueza, no en sus satisfacciones, no en sus placeres, no en lo
que es y que nos puede dar, no en su
reino en la tierra, sino en el "reino de los cielos", en la
investigación y en la posesión de Dios, en la libertad de las limitaciones del
espíritu que es el encanto de esta riqueza perpetua, la capacidad de limitar
los bienes materiales a su propia esfera, que es la utilidad, que es el pan
necesario para la existencia temporal, que es el comercio, es decir, el trabajo
y la asignación de sus resultados financieros para el beneficio de la vida,
entendida en su sentido más amplio, que es nuestra vida y la de los demás,del
bien común de la caridad.
La pobreza es la filosofía del Evangelio:
"Buscad primeramente el reino de Dios" (Mt. 6, 33).
"El espíritu de la pobreza y el amor, por lo
tanto, como dice el Concilio, es la gloria y el signo de la Iglesia de Cristo" ( Gaudium et Spes , 88).
Afortunadamente, esta idea evangélica hoy se abre
camino en la Iglesia,
y, ustedes alumnos e hijos del Poverello de Asís, deben no solo honrar, sino profesarla, como ejemplo,
y en apoyo de la Iglesia,
y como una advertencia para el mundo al que vemos a menudo inmerso en exclusiva,
o principalmente, en la búsqueda de la riqueza, en el conflicto social en torno
a la riqueza, en el abuso de hedonista, egoísta y vicioso de la riqueza.
E incluso en el mundo, en cierta forma extraña y
cuestionable, por desgracia, no siempre inmune a la amoralidad licenciosa, y
tal vez sólo fugaz y caprichosa, se abre paso un repudio a este ídolo
fascinante y opresor, que es precisamente la riqueza arropada de lujo y
comodidad.
Corresponde a los cristianos, les toca a ustedes,
terciarios, hacer la verdadera apología de la pobreza evangélica que es la
afirmación de la primacía del amor de Dios y al prójimo, que es una expresión
de la libertad y un gentil estilo de simplicidad de vida.
Se trata de un ideal, es un programa de exención y
requiere una vigilancia, su adaptación al medio ambiente y el deber de todos,
pero luego, después de todo, una fuente de alegría, el gozo de la Natividad, la "perfecta
alegría" franciscana.
2. AMAR LA CRUZ
Tenemos en ustedes, queridos hijos, otra convicción:
que saben amar, como San Francisco, la
Cruz.
Su espiritualidad no puede ignorar la
"pasión" que San Francisco tenía por la pasión de Cristo. Sus estigmas son un sermón constante. Su
elección de ser sus seguidores les invita, obliga, a entender este otro aspecto
esencial del cristianismo.
El cristianismo no puede apartarse de la cruz de
Cristo. Aquí está el punto central de su mensaje y su misión, y aquí está la fuente
de nuestra redención, de nuestra salvación.
No queremos decir más, les sabemos devotos del "Vía
Crucis".
Sólo queremos recordar, que, después de la riqueza,
otra tentación capital de nuestro tiempo, a menudo en nuestra vida cristiana:
la tentación de eliminar la página del Evangelio de la Cruz.
Es querer un cristianismo fácil, un cristianismo
sin sacrificio.Un cristianismo sin deberes, sin sacrificios, sin más, sin
dolor, en una palabra, sin la cruz.
Pero ustedes saben y tratan de vivir en el mundo real de
Jesús, que era entonces el de San Francisco: "En verdad, en verdad les
digo que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda estéril, pero si
se muere (que se disuelve en el suelo), éste dará mucho fruto" (Jn. 12, 24).
¡Cuánta necesidad tenemos, los hombres modernos,
amantes celosos de nuestra personalidad, nuestro consuelo, nuestra seguridad, a
repensar estas palabras magistrales de Cristo, que predican la ley del morir
para vivir, la ley del amor que se da y se inmola, la ley de sacrificio!
San Francisco, espejo de Cristo, lo repetimos!
3. SERVICIO GENEROSO
Y, finalmente, nuestra tercera convicción: ¡la
fidelidad a la Iglesia!
Estamos seguros de que incluso el hombre fuerte y
paciente San Francisco, como en el fresco famoso y típico, sostiene a la Iglesia visible y humana, sujeta por la crisis de este mundo, en
su amenazado edificio; sostendrá, sí, a la Iglesia, en la que Cristo
ha querido establecer y construir su gloria, su humilde pescador Simón hijo de Juan; la
sostendrá cual es y cual Cristo quería, aunque necesitada de perdón y
comprensión, la sostendrá en este momento histórico, después del Concilio, en
el que, a veces parece, presionar e intentar demoler el místico y puro edificio
temporal, ¡Seamos los hijos que se acogen, o más bien que son o deberían ser,
piedras vivas, no menos que algunos adversarios exteriores menos conscientes de
las injustas obras!.
Bueno, esperamos que ustedes, hijos de San
Francisco, asumirán este hombro poderoso sustentador, y que en su servicio tranquilo
y generoso del que estaremos cercanos y pacientes; estamos seguros de que no
hay pronóstico adverso que prevalezca sobre la perenne estabilidad del edificio
de Cristo, la Iglesia
una, santa, católica y apostólica.
Es con esta confianza, que yo les bendigo de
corazón.
4. SALUDOS ESPECIALES
Con alegría saludamos a los Terciarios Franciscanos
de lengua francesa y les decimos la confianza total que ponemos en ellos.
Queridos Hijos, en seguimiento del Poverello
ustedes quieren dar un testimonio de pobreza evangélica, mostrando a nuestro
mundo moderno, sediento del bienestar material y de disfrutar, que la verdadera
riqueza esta en la búsqueda y posesión de Dios, y en el amor desinteresado por
nuestros hermanos los humanos.
De la misma forma como san Francisco, ustedes
recuerdan a nuestros contemporáneos que no se puede seguir a Cristo en su
gloria, si antes no lo hemos acompañado en la Cruz. Si el grano
arrojado en tierra no muere, se queda estéril. Un cristianismo sin sacrificio
no es un cristianismo auténtico. Hay que saber morir a sí mismo y al pecado
para encontrar la verdadera vida.
En fin, Ustedes quieren ser fieles servidores de la Iglesia. Y repensamos
aquí el célebre fresco que representa a san Francisco sosteniendo en sus
espaldas el edificio de la
Iglesia amenazando derrumbe. Queridos Terciarios Franciscanos
de todo corazón os animamos en vuestras buenas determinaciones y Os bendecimos
queridos Terciarios Franciscanos.
Les damos una cordial
saludo a todos los miembros de la mayoría de la Orden Tercera de San
Francisco, que conforman la gran asamblea de esta audiencia en particular.
Nuestro saludo va para todos ustedes que están
buscando la autenticidad del Evangelio, sabemos que usted tiene la
espiritualidad franciscana se encuentra en una guía para la imitación de
Cristo. Les expresamos nuestro placer y nuestro aliento.
Al mismo tiempo, quiero decirles la triple confianza
que tenemos en ustedes.
Tenemos confianza en ustedes porque sabemos que
ustedes son un ejemplo de la pobreza Su papel es dar el ejemplo real de la
pobreza evangélica y de afirmar la primacía del amor de Dios y al prójimo. Este
es su programa, su ideal, su fuente de alegría.
Tenemos
confianza en usted porque el amor la cruz de Cristo. Nunca será posible tener
un cristianismo sin la cruz, sin esfuerzo y sin sacrificio. El ejemplo de San
Francisco es su guía.
Tenemos confianza en su fidelidad. Esperamos que
ustedes siempre estarán cerca de nosotros y, con San
Francisco, dando apoyo desinteresado a la Iglesia de Cristo.
Nuestra cariñosa bendición apostólica.
DISCURSO DE SU SANTIDAD PIO XII
A LA GRAN FAMILIA DE LA
ORDEN TERCERA FRANCISCANA DE ITALIA *
Basílica de San Pedro - Domingo, 01 de
julio 1956
Les brindamos nuestra cálida bienvenida, queridos hijos, responsables,
hermanos y hermanas de la
Tercera Orden Franciscana en Italia. Queremos expresales
primeramente la alegría por el éxito de la recuperación de su vida y su acción
individual y colectiva, así como por el espíritu de armonía que existe entre
ustedes. La lectura de su historia, es casi una sacudida eléctrica para ver
cuántas y cuáles son las flores de la santidad, y cuántos los frutos de las
obras de apostolado que han surgido y madurado en las tres ramas del próspero y
sólido tronco franciscano. Del beato Lucchesi hasta los innumerables laicos de
toda condición, a los sacerdotes, obispos, papas, son una verdadera multitud de
almas que contribuyó en gran parte por espíritu de la Tercera Orden que
los animaba a moverse en el camino de la perfección. No menos sorprendente es
la historia de su trabajo, dirigido al reordenamiento religioso, moral, social
y político.
Después de la providencial institución
de vuestra Tercera Orden, todos imbuidos del espíritu y la doctrina del Seráfico
fundador y que se convirtió inmediatamente en promesa de santificación para
muchos corazones, si bien no faltaron
los años de crisis y períodos de menos fervor, su acción siguió siendo
significativa y eficaz. En tiempos de lucha y venganzas el Terciario se
convirtió en promotor de la armonía y la paz contra los abusos de los señores
feudales trabajando con prudente audacia, para el beneficio y protección de las
clases bajas, y para disminuir, en lo posible los efectos destructores de las
herejías y cismas, practicó y predicó la absoluta fidelidad a la Iglesia y su cabeza
visible, para poner fin a la injusticia generalizada, la opresión, el robo,
dando un ejemplo de desprendimiento de las riquezas, de la vanidad y de los
honores. Se podría decir que cada vez que la Iglesia convocó a sus hijos a trabajar para la
renovación orgánica y profunda, los encontró dispuestos a cooperar, de manera
que los esfuerzos conjuntos no fueron en vano.
Para ello no os ha faltado el apoyo y
la bendición de los Romanos Pontífices – desde
Honorio III, quien, se dice, aprobó de viva voz la Regla, a Gregorio IX, gran
amigo de su Santo Patriarca, a León XIII, que con la Constitución
Apostólica Dei Filius misericors de 30 de mayo 1883 reformó la Regla, con cuidado de no
tocar la naturaleza íntima de la
Orden, hasta San Pío X, que citó la eficaz contribución de
los Terciarios en la restauración de todas las cosas en Cristo (Carta
apostólica. 05 de mayo 1909), Benedicto XV y Pío XI, reafirmaron la perenne
modernidad de la
Tercera Orden. También Nos, en varias ocasiones, hemos
querido felicitar su espíritu y animar
su trabajo y hoy tenemos el placer de conocerles a todos para renovar nuestra
felicitación, nuestra esperanza y
nuestra exhortación paternal. Pero Nos, como Ustedes, pedimos a Dios que
el esplendor de tanta gloria suya no sea
de ninguna manera deslucida, que la confianza de la Iglesia en ustedes nunca
sea en vano. Aunque la reciente guerra para ustedes - como otras instituciones
- puede haber causado un período de estancamiento orgánico y quizás un
enfriamiento espiritual, pero ahora, como atestigua este encuentro maravilloso,
se han reencontrado con el fervor
primitivo para hacer de vuestra Tercera Orden una escuela de perfección
cristiana, con un genuíno espíritu franciscano, de una acción audaz y lista
para la edificación del Cuerpo de Cristo.
1 º - Ser la primera escuela de la perfección cristiana integral.
La Tercera Orden Franciscana, nació en el corazón del
Seráfico Padre, el día en que un grupo de almas, movido e impulsado por sus
palabras, le pidió que les acompañara en el camino, siguiendo las huellas de
Cristo, en cuyo nombre les repetía: "Sean perfectos" (Mt 5, 48). Como
no era posible que todos practicasen los consejos evangélicos, Francisco
recordó a todos que si querían, podían luchar por alcanzar la perfección del
estado, sin abrazar el estado de perfección. Todos lo que podían negarse a sí
mismos, siendo instrumentos dóciles en las manos de Cristo, listos para hacer
su deseo, cualquiera que sea su signo. Esta completa adhesión, perenne, a la voluntad de Dios, esta dedicación
amorosa y fuerte a él, como a su voluntad, esta integridad y perfección de la
vida a la luz del Evangelio, puede ser de todos los cristianos, y de hecho ha
habido muchos a lo largo de la historia.
La Tercera Orden Franciscana fue fundada para responder
a esta sed de heroísmo en los que tienen que permanecer en el mundo, pero no
quieren ser del mundo. La
Tercera Orden, por lo tanto, tiene como objetivo a las almas
que anhelan, en su estado, la perfección.
Ustedes son una Orden: Orden laica,
pero verdadera Orden, verdadero nombre de Orden, como la llama nuestro
predecesor Benedicto XV (Ep. Encycl. Propediem Ian Sagrado 6. 1921). No, por
supuesto, una asamblea de perfectos, pero debe ser una escuela de perfección
cristiana. Sin esta resuelta voluntad no es posible formar parte convenientemente
de una elegida y gloriosa milicia.
2 º - Ser una escuela de espíritu franciscano genuino.
Aunque nadie duda de la importancia de
la Tercera Orden
Franciscana en este mundo, se conocen los desvelos de los franciscanos que
tuvieron por todas partes, la más viva, entre las terceras órdenes en Italia y
en el extranjero: sin embargo, algunos temen que ellos no den hoy grupos de
santos y de apóstoles, como un día, se pongan por completo al servicio de la Iglesia. Las razones de este
fenómeno parecen influir - entre otras - en una menor eficiencia del espíritu
franciscano de no pocos terciarios e incluso de algunos Responsables.
Lamentamos que en muchos casos, se queda demasiado frecuentemente en la
superficie, mientras que no basta con conocer la vida de San Francisco y
narrarla, para estar seguros de formar parte del método y la mentalidad
franciscana. Si esto fuera cierto, debería abordarse con prontitud; recuerden
que su Tercera Orden no puede florecer y dar fruto, como en los tiempos gloriosos,
si no está completamente impregnada de la espiritualidad franciscana verdadera
y genuina.
Ustedes saben que la espiritualidad de
un santo es su particular manera de representar a Dios de hablar con él, de ir
a él, de tratar con él. Cada santo ve los atributos de Dios a través de lo
que más medita, lo que más profundiza,
lo que más lo atrae y lo conquista. Una virtud especial de Cristo y de cada
santo es que tenemos que luchar para extender el ideal, como Todos los Santos -
de hecho toda la Iglesia
- tratando de imitar al Cristo Total. Aún así la Iglesia es, por así
decirlo, el Cristo Total y los cristianos – cada santo - son miembros de él más
o menos perfectos.
Así que hay una doctrina franciscana,
según la cual Dios es Santo, es grande, pero es, sobre todo, el Bien, de hecho
el Sumo Bien. Para la que Dios es amor, que vive de amor, que crea por amor, y
por amor se encarna y redime, es decir, salva y santifica.
También hay un modo franciscano de
contemplar a Jesús: el encuentro del
Amor increado con el amor creado. Y hay también una manera de amarle e
imitarle: si viendo al Dios-hombre,
prefiere considerarlo en su humanidad santísima, porque lo muestra mejor
y casi lo llega a tocar. En consecuencia, una ferviente devoción a la Encarnación y la Pasión de Jesús,
porque lo hacen ver, no en la gloria o el triunfo, en la grandeza eterna
todopoderosa, sino en su amor humano, tan dulce en la cuna y tan doloroso en la cruz.
Hay finalmente una manera franciscana
de imitar a Jesús. Vuestro seráfico Padre buscó y encontró en el Evangelio,
abierto al azar, tres palabras del divino Maestro. La primera decía: "Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y
tendrás un tesoro en los cielos" (Mt 19, 21), la segunda advertía:
"El que quiera venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame "(Mt 16, 24) y la tercera, finalmente:" No lleves ni bolsa, ni
alforja, ni sandalias "(Lc. 10, 4). Bien, exclamó el Santo Patriarca:
"Esta será nuestra Regla" (Anonim. Perus. C. 10 y 11).
De ahí que la pobreza franciscana,
evita el lujo y ama especialmente lo que menos agrada a la vista y la vanidad,
de ahí la sencillez franciscana, que lleva al alma a buscar a Dios
directamente, siguiendo la vía corta y sencilla, considerando menos su propia
deformidad y mucho más la belleza infinita de Dios, por lo tanto, la renuncia
franciscana, total, perenne, pero sin
sacudidas, sin baches, sin pesar; renuncia suave, hecha por amor a Jesús. De
ahí la sincera alegría franciscana, que no es la alegría ruidosa, ni de risa
floja, sino más bien una sonrisa tranquila, llena de dulce serenidad.
De ahí, sobre todo, la caridad
universal, a todos y a todo; viendo a Dios ama a todos y a todo el mundo en Él
y por Él, de todos y de todo goza, gozando de Dios. Deus meus et omnia!
Este espíritu franciscano, esta visión
franciscana de la vida, tiene necesidad del mundo. A vosotros, queridos hijos,
os corresponde conocerla a fondo, amarla y vivirla especialmente con la
perfección que os permite vuestro estado.
3 º - Escuela de acción audaz y preparada
para la edificación del Cuerpo de Cristo.
Vuestra Tercera Orden tendrá un lugar
escogido en el ejército pacífico secular, que hoy, como nunca antes, se implementa
en el ámbito de la defensa y expansión del Reino de Cristo en el mundo.
En la iglesia de san Damian el
Seráfico Padre escuchó la voz del Crucificado, que le exhortó a restaurar su
casa, que amenazaba ruina. Defender la Iglesia, apoyar a la Iglesia: he aquí la
ansiedad de Francisco de Asís. ¿Podrían ustedes, queridos hijos, ser dignos de
su Padre y Maestro?
Observen el momento actual. No es
diferente, en algunos aspectos, de los que vieron el surgimiento de la Orden Franciscana.
Hemos advertido en repetidas ocasiones al mundo, con el propósito de parar a
tiempo al borde del precipicio, invitamos a la gente a pensar que no hay salvación
verdadera y duradera, sino sólo en Jesús, repetidamente hemos hecho llamadas a
todos los verdaderos cristianos, a actuar con valentía y conjuntamente por
revitalizar y ampliar la
Iglesia. Muchos han respondido, muchos - tenemos la firme
confianza – responderán todavía: si se dan cuenta los hombres que, lejos de
Cristo, no hay más que la desesperación y la pérdida. En muchas partes del
mundo se trabaja afanosamente bajo la
dirección de sus Pastores.
A trabajar también ustedes, queridos
hijos. Se lo dice Jesús por boca de su, aunque indigno, Vicario. Apresuraos
todos a llevar ayuda al mundo. Apoyo a la Iglesia, donde, aunque por desgracia, en algunos
de sus miembros haya el error y el mal, pero hay tanto heroísmo, ¡tanta
santidad!
Con estos sentimientos, y mientras les
damos las gracias por los muchos y devotos regalos que acompañan a su venida,
os imparto de corazón a todos vosotros, vuestras familias y a todos vuestros
trabajos, una prenda de abundantes favores celestiales, nuestra bendición
apostólica.
Sua Santità Pio XII.
ESTE ES UN VERDADERO MENSAJE PARA AQUELLOS QUE SE CIENTE VERDADERO FRANCISCANO.
ResponderEliminarMis saludos Fray. esta pequeña misiva es para expresarle lo bueno que ha puesto en su site con respecto a la OFS,alentarlo a continuar ya que no es a menudo informacion de la OFS. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarAbg. Luis Eme Alvarado OFS.