sábado, 23 de diciembre de 2017

ENCARNACIÓN/encarnación


El flujo turbulento del consumismo de nuestras vidas en estas épocas especiales nos somete a cacofonías tales que nos hacen confundir el canto de los ángeles con los de las sirenas de Ulises. Y, no estando precavidos como él, somos absorbidos por sus maléficas seducciones.

Abducidos (o, alienados),como nos encontramos, no estamos en condiciones de vivir el MISTERIO de la ENCARNACIÓN, ni de hacer de él el MEMORIAL, al que somos llamados los cristianos año tras año. Una pérdida muy lamentable de la que no tenemos muchas oportunidades de hacerla evidente.

Pero, quizás, lo que es más deplorable sea que renunciamos a la invitación divina de asumir la encarnación propia a la que estamos destinados (“encarnación diminutiva”, tal vez, pero genuina y verdadera) como hermanos y hermanas de Cristo, el Primogénito. Solo los pastores pobres tienen oídos para esa melodía divina.
¡¡GLORIA A DIOS EN EL CIELO Y EN LA TIERRA PAZ A  LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD!!

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