miércoles, 29 de noviembre de 2017

EL REY PASTOR

La Liturgia nos presenta a Cristo como Rey para finalizar el año litúgico, a pesar de las reticencias que había tenido Jesús cuando salió el tema a lo largo de su vida: huyo, cuando después de la multiplicación lo buscaban para hacerlo rey, que él no venía a ser servido, sino a servir...como en los consejos a los discípulos.
Éste es uno de los antropomorfismos que pueblan los escritos bíblicos. Pero en nuestra cabeza humana no cabe un reino sin rey, ni un reinado que se precie.
La figura del pastor ha sido idealizada tanto en las escrituras como en la cultura actual, por desconocimiento y por imágenes bucólicas asociadas al romanticismo. Pero la realidad concreta era para la mayor parte de los pastores de la época de Jesús una realidad marginal y despreciada. Por eso la amaba Jesús.
La figura del pastor en su faceta lírica, era la preferida  para encarnar al amante entregado y desinteresado. Conociéndose, incluso, las historias de depravación ya olvidadas en la mente de la gente, no es óbice para encarnar al perfecto amante del Cantar de los Cantares.
Posiblemente en realizar esa síntesis entre dos contrarios tan manifiestos radica la fuerza de la fe y el amor. Y es la que va a permitir poder hacer la síntesis máxima del cristiano: El Crucificado con El Resucitado. Poder ver en la cruz la resurrección y en la resurrección la cruz, sin distorsionar nada de ninguno de sus significados.
Que los santos y santas de la Familia Franciscana, que hoy celebramos, nos acompañen para aprender a amar el gozo y la cruz.

Jesús les dijo: « Los reyes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los que ejercen el poder sobre ellas se hacen llamar Bienhechores;  pero no así vosotros, sino que el mayor entre vosotros sea como el más joven y el que gobierna como el que sirve.
 Porque, ¿quién es mayor, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No es el que está a la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
 « Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo un Reino para vosotros, como mi Padre lo dispuso para mí,  para que comáis y bebáis a mi mesa en mi Reino y os sentéis sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
 « ¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo;  pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos. »
Lc 22,25-32

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