lunes, 30 de marzo de 2015

LAS MARÍAS DE LA PASIÓN



En este cíclo litúrgico estamos siguiendo el evangelio de Juan durante esta Semana Santa. Para el evangelista san Juan las figuras que llevan las “tres”(¿cuatro?) Marías, representan las actitudes básicas para cualquier cristiano y, curiosamente, son femeninas.
Seguir la Pasión con el evangelio de san Juan es entrar en un mundo de símbolos y personajes que forzosamente nos obligan a tomar partido si nos mantenemos con una voluntad de testigos.
Juan empieza a contarnos la Pasión con el embalsamamiento de Jesús por María, Todo el ambiente escénico nos recuerda otra muerte y resucitación, la Lázaro, amigo de Jesús, y prepara la propia muerte de Jesús. Juan las pone juntas pero no pretende compararlas, es una simple invitación a dar un paso más en nuestra vida de creyentes.
(En épocas no muy lejanas los maestros espirituales utilizaban como recurso, un ataud, con la intención de hacer la meditación sobre la muerte: de Jesús y la propia.)
La consciencia de Jesús sobre su muerte es un elemento básico para comprender la persona de Jesús y también para el desarrollo personal de cada uno de nosotros.
¡Qué diferente de la actitud la de un no-creyente!
En estos dias aparecía un artículo de un filósofo con cierto renombre, declarando que no soportaba las condiciones que trae la muerte del cómo (de qué), cuándo y dónde.
Curiosamente, a su lado había un artículo, reflejando la opinión de otro filósofo, italiano, que afirma que los miembros de la sociedad somos cada vez más débiles y cobardes.(*)

El artículo 14 de la Regla OFS, expresa nuestra vocación humana en el desarrollo personal siguiendo a Cristo, al Cristo Total, el verdadero Siervo de YHWH.



...conscientes de que "quien sigue a Cristo, Hombre perfecto, se hace a sí mismo más hombre", (LG. 31; GS., 93).



(*) Sección de Opinión en El Pais 29/3/15, en la versión digital.

Una cita con la parca. Jesús Mosterín

Más dóciles y más cobardes. Jordi Soler

martes, 24 de marzo de 2015

FRUSTRACIÓN


Algo tan humano, tan común como la frustración es una experiencia que forma parte de la vida cotidiana de cada persona y los enfoques son tan diversos que, hasta la fecha, no hay una receta que sea universalizable y que sirva de aplicación inmediata.
Esta época en la que vivimos se caracteriza por la poca resistencia ante la frustración, lo que provoca no pocos problemas personales. Curiosamente un fenómeno tan antigüo como la misma humanidad no ha desarrollado en nuestra especie mecanismos de defensa que esten a la altura de una dignidad humana que camina hacia su plenitud.
La Psicología aporta herramientas de manejo y métodos que ayudan a una elaboración personal e intenta evitar los daños colaterales que se producen en cada episodio.
Desde el mundo espiritual, también, se aportan remedios e instrumentos que nos ayuden a vivir cristianamente y que tienen un efecto preventivo ó, por lo menos, anticipativo.
La ascesis que se proclama en este tiempo cuaresmal tiene esa capacidad, aunque el objetivo espiritual de la ascesis tiene una proyección mucho más dilatada y ambiciosa.
Pero la ascesis hoy no tiene muy buena acogida por estimar que “desdeña las necesidades humana”(wikipedia dixit) y, por ende, muchos la catalogan de inhumana.
Este pensamiento forma parte de la “mirada túnel” que afecta a no pocos cienticistas, que no científicos, por empeñarse en ensayos de laboratorio, cada vez más acotados y más alejados de la situación real. Este fenómeno también forma parte de los mecanismos de la frustración. La urgencia y exigencia de obtener resultados hace que no se contemplen vías que se dilaten en el tiempo por no ser rentables.
Para los que pensamos que la “rentabilidad humana” se mide sobre una vida completa y total, estos pensamientos son circunstanciales y miopes.

Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Lc 9,25

La cuaresma puede ayudarnos a salir del “inmediatismo”, de alargar nuestra mirada, de salir de ilusiones y quimeras psicodélicas y liberarnos de nuestras verdaderas cadenas ó, al menos, de iniciar nuestra liberación. Y para ello tenemos que ser capaces de dilatar y posponer sastifaciones inmediatas que nos sacan del camino certero.

lunes, 16 de marzo de 2015

CUARESMA-CUARENTENA


Ante esta palabra, hoy nos viene a la mente las semanas que preceden a la Semana Santa, pero no siempre ha sido así. La palabra cuaresma hace referencia a un tiempo de cuarenta días de preparación para la Pascua. Hoy en día solo se practica ésta, pero san Francisco propone otras tres más dentro del año litúrgico (San MIguel, Navidad y la de los “benditos” (la que consagró el Señor con su santo ayuno, 2R 3,6)).
Es un tiempo que esta dedicado a la preparación personal, a la conversión con los medios de penitencia tradicionales: oración, ayuno y limosna. Es un tiempo que invita al retiro, en seguimiento del que Cristo realizó cuando comprendió, sumergido en las aguas del Jordán, el llamamiento que Dios le hacía.
Toda la vida pública de Jesucristo fue una búsqueda incesante de la Voluntad del Padre y su cumplimiento fué la razón y el sentido de su vida.
Y nosotros, que nos llamamos cristianos, también debemos hacer de esa búsqueda y su cumplimiento, el proyecto de nuestras vidas.
Ayudados de la liturgia cuaresmal, entremos con decisión a la escucha de la Palabra, a la conversión personal y estructural, recordando las promesas bautismales (para renovarlas con fe y entusiasmo la noche pascual) y a la reconciliación con Dios y con los hermanos y hermanas.
Es un tiempo de discernimiento, pero sobre todo de salida, de éxodo, de exaltación de nuestro deseo de Dios, deseo de su Luz, de su Verdad. De esta manera prepararemos la vivencia de la noche pascual. Así iremos ganando en consciencia y en preparación para nuestra propia pascua, la definitiva, la que nos intoducirá, sin velos, en la vida de Dios.

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Yo, el hermano Francisco, vuestro menor siervo, os ruego y suplico, en la caridad que es Dios y con el deseo de besaros los pies, que os sintáis obligados a acoger, poner por obra y guardar con humildad y amor estas palabras y las demás de nuestro Señor Jesucristo. Y a todos aquellos y aquellas que las acojan benignamente, las entiendan y las envíen a otros para ejemplo, si perseveran en ellas hasta el fin, bendíganles el Padre, y el Hijo, y el Espíritu . (2CtaF. Oración y bendición final)

* (He colocado una meditación, en archivo de audio, para esta cuaresma, en la pestaña "otros materiales")

martes, 3 de marzo de 2015

DIGNIDADES


En uno de estos días una persona oponía, conversando, la dignidad y la obediencia, “convencida” que son inversamente proporcionales. Ëste es un debate interesante, pero ahora me quiero fijar en algo que se repite en los defensores de “valores ligths” o, quizás debería decir “valores tuneados” que en un afan de justificar y entretener la mediocridad inventan metas y logros “a medida”.
La “dignidad” es perfecta para ellos, porque no depende de mis “méritos” sino de mis “derechos” y, como tal, me es debida. No tardarán en aparecer los problemas cuando las “dignidades” choquen entre sí. Alguien pensará: “siempre quedan los tribunales” ¿y qué será de los tribunales sin Justicia? Pero, ¿qué sera de la Justicia sin Verdad? ¿Seguiremos defendiendo las “discriminaciones positivas”?
Porque, independientemente de florituras filosóficas y de dscusiones bizantinas el verdadero pánico del mundo moderno llega con la comparación. Hasta el punto que el espejo –algo tan inocente e inofensivo- se convierte en un enemigo insoportable.(es sólo una cuestión del tiempo de cada uno para que ocurra)
Para la gente que quiere abrir sus ojos cabría una cuestión bastante simple: ¿quién se beneficia de este estado de cosas? Y ¿cómo salir de este estado de alienación individualizada?

Para los creyentes nos queda la conversión:

Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda.
Luego, venid, pues, y disputemos - dice Yahveh.. Is 1,15-18